TOLEDO, POR LA AMNISTIA (2 de diciembre de 1917)

TOLEDO, POR LA AMNISTÍA (2 de diciembre de 1917)

Por Enrique Sánchez Lubián.

Perdones y amnistías las ha habido siempre en la historia de España. Desde el concedido por el emperador Carlos V a la ciudad de Toledo en 1521 tras el alzamiento de las Comunidades a la de 1977 que abrió las puertas a la Transición, pasando por la otorgada por Primo de Rivera en 1927 a los condenados por el Desastre de Annual o la del gobierno radical-cedista en1934 a los encarcelados por el fallido golpe de Estado del general Sanjurjo. Hoy nos situamos en el 2 de diciembre de 1917, fecha en la que la ciudad de Toledo se movilizó solicitando amnistía para los socialistas Francisco Largo Caballero, Julián Besteiro, Daniel Anguiano y Andrés Saborit, encarcelados en Cartagena por dirigir la huelga general convocada en el mes de agosto de ese año.

En un contexto de paros y conflictividad laboral, en agosto de 1917 el PSOE, la UGT y la CNT acordaron convocar una huelga general “revolucionaria” que impulsase un cambio político en el país. El movimiento no tuvo éxito y días después los miembros del Comité de Huelga (los antes citados más la propagandista Virginia González) fueron detenidos y trasladados a la Cárcel Modelo de Madrid a la espera de ser juzgados por la jurisdicción militar. Un consejo de guerra condenó a los cuatro dirigentes socialistas a reclusión perpetua, siendo ingresados en el penal de Cartagena.

Desde ese momento, en la ciudad de Toledo se inició un amplio movimiento solicitando la amnistía para los condenados, en especial para Julián Besteiro, quien años antes había sido concejal del ayuntamiento toledano y catedrático del Instituto Provincial. La Casa del Pueblo abanderó las peticiones, a las que se sumaron numerosas sociedades obreras de la provincia e incluso el consistorio capitalino, que el 31 de octubre aprobó por unanimidad una moción apoyando la medida de gracia. Semanas después una delegación municipal se trasladó a Madrid para entregar en mano la petición al presidente del Consejo de Ministros, García Prieto.

En tanto arreciaban las peticiones de amnistía en toda España, el 11 noviembre los cuatro penados fueron elegidos concejales de Madrid.

El día 1 de diciembre, en Toledo se vivió una jornada muy especial. En el Teatro de Rojas se celebró un multitudinario mitin apoyando la concesión de amnistía para los miembros del Comité de Huelga. A su término, varios centenares de personas recorrieron las calles de la capital, haciendo escalas en la Casa del Pueblo, la sede del Gobierno Civil y el palacio de Lorenzana, donde Besteiro ejerció la docencia. Así se narraba el ambiente vivido a la salida del Rojas en las páginas de “El Eco Toledano”: “La masa toledana ocupaba totalmente su ancho espacio [en referencia a la Plaza Mayor], teniendo de vez en cuando movimiento de vaivén. Cada uno de estos anunciaba que una bandera iba a cruzar por entre ella para ocupar el lugar destinado en la manifestación. Por lo general, las conducían manos callosas y rudas […] Eran las rojas enseñas de las sociedades obreras del campo […] Los obreros toledanos, abrían paso entre sus filas, y tenían un saludo de respeto para la flamante tela y otro de admiración para sus conductores”.

Como apoyo a estas reivindicaciones y ante la próxima celebración de elecciones generales en febrero de 1918, la Casa del Pueblo barajó la posibilidad de que Besteiro y Largo Caballero fuesen presentados candidatos por las ciudades de Toledo y Talavera.

Celebrados los comicios, Besteiro fue elegido diputado por Madrid, Largo Caballero por Barcelona, Saborit por Oviedo y Anguiano por Valencia. A partir de ese momento, las peticiones de amnistía arreciaron y el 9 de mayo, tras formar gobierno Antonio Maura, el rey Alfonso XIII firmó la medida de gracia. Conocida la noticia, el ayuntamiento elevó una felicitación a Besteiro por el perdón concedido, correspondiendo él con un tarjetón manuscrito, conservado en el Archivo Municipal, diciendo: “Cordialmente agradezco vuestra felicitación y me ofrezco vuestro affmo”.

Toda esta campaña contó, en Toledo, con el rechazo de los sectores conservadores y su prensa afín, considerando la misma como una iniciativa “inoportuna”, pudiéndose leer en las páginas de “El Castellano” (diario editado por el Arzobispado) que “se les ha puesto en la cabeza que todos hemos de creer que Besteiro es un genio y que sus compañeros de prisión inocentes corderitos, y tijeretas han de ser. Por nuestra parte, que lo sean. Y si les quieren conceder la amnistía, que se la concedan. Y si después viene otro mes de agosto [en referencia al movimiento huelguístico citado], o algo peor del año pasado, que vengan”.

 

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Juan Antonio Morales Gutiérrez
moralesgutierrez@telefonica.net

Después de "Una memoria sin rencor", Juan Antonio Morales Gutiérrez y Belén Morales Pérez, padre e hija, presentan la segunda entrega de la trilogía, que es independiente de la primera. Pese a que algunos de sus personajes principales aparecen en ambas narraciones, "Secuelas de una guerra" no es una continuación de aquella; aunque comparten el mismo espíritu y denominador común: narrar acontecimientos históricos con nombres y hechos verdaderos. Este segundo volumen se inicia en julio de 1936, con el asalto al cuartel de la Montaña en Madrid, continúa con los sucesos de Paracuellos del Jarama y finaliza en la primavera de 1981, tras el fallido golpe de Estado del 23-F. Pedro Rivera, alcalde derechista de Gerindote (Toledo), huye a Madrid tras ser expulsado de su pueblo después de la victoria del Frente Popular en los comicios de febrero de 1936. Tras el golpe de militar del 18 de julio, esconde en su portería del barrio de Argüelles a un exministro de la CEDA perseguido por la revolución miliciana, Federico Salmón Amorín. El destino de ambos es la cárcel Modelo de la capital y su posterior asesinato en Paracuellos del Jarama. Después aparecen nuevos personajes, todos ellos militantes del Partido Comunista, uno de los cuales interviene desde el exilio en la resistencia contra el régimen de Hitler y la frustrada invasión del Valle de Arán. Cada uno de sus episodios ha sido extraído fielmente de un hecho verídico; cada uno de ellos tiene una existencia real y una personalidad auténtica. Esta es la historia de esos hombres que sobrevivieron o murieron luchando contra el fascismo. "Secuelas de una guerra" es una novela de reconciliación, de amores, sentimientos y de ausencias, que utiliza el recurso de hacer regresar al pasado bélico a sus protagonistas, mientras relatan cómo vivieron la posguerra y la transición democrática en España.

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