Segunda República en Alcabón (Toledo)

Primeros textos del capitulo dedicado a Alcabón, de nuestros libro Orígenes de la Guerra Civil en la comarca de Torrijos.

 

La Monarquía había caído a manos de uno de sus enemigos históricos: el republicanismo. Pero este que no llegó al poder gracias al triunfo de una lucha revolucionaria de tipo clásico, sino de la mano del pueblo retornando a la calle de forma festiva. La República significaba cambio, modernidad y ampliación de derechos. Pero para unos grupos esto equivalía a una reforma democrática y para otros a una auténtica revolución.

El último alcalde de Alcabón del reinado de Alfonso XIII, Justo Palomo Fernández, y su concejal de confianza, Antonio García García, entregaron su bastón de mando sin recelo alguno. Eran conocedores de las dificultades económicas de las maltrechas arcas municipales y el paro reinante entre los jornaleros de campo, que disponían de un reducido  término municipal para que su mano de obra fuera empleada.

La singularidad de Alcabón con respecto a otros pueblos radicó en que el cura párroco consensuó una lista única para las elecciones del 12 de abril de 1931. La figura del sacerdote, Jesús Alía López, natural de Escalonilla, ejerció una gran autoridad moral y política sobre una gran parte de los vecinos del pueblo, hasta su fallecimiento en 1934. El religioso ejercicio su respetado liderazgo para armonizar una candidatura entre los patronos y obreros aún acallados. Entre todos alzaron a la alcaldía a Emiliano Rodríguez Marugán, próximo al partido de Niceto Alcalá Zamora, Derecha Liberal Republicana.

Las profundas creencias religiosas del primer alcalde republicano quedaron reflejadas en el libro de actas municipal: “Para no quitar una costumbre tan antigua y privar de los sentimientos religiosos al vecindario, se acuerda la celebración de los oficios religiosos en honor de San Pantaleón, el próximo 27 de julio de 1931”.

El problema religioso, que tantas fricciones produjo entre el nuevo régimen y la Iglesia Católica, también debería haber constreñido a Alcabón. Pero el nuevo sistema laico fue rechazado por su conservador primer edil, aleccionado por cura párroco que le aupó al Consistorio semanas atrás. Pero como veremos más adelante, incluso después de fallecer éste religioso, no existió en esta localidad anticlericalismo de ningún tipo; ni aún en plena guerra civil.

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Juan Antonio Morales Gutiérrez
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Después de "Una memoria sin rencor", Juan Antonio Morales Gutiérrez y Belén Morales Pérez, padre e hija, presentan la segunda entrega de la trilogía, que es independiente de la primera. Pese a que algunos de sus personajes principales aparecen en ambas narraciones, "Secuelas de una guerra" no es una continuación de aquella; aunque comparten el mismo espíritu y denominador común: narrar acontecimientos históricos con nombres y hechos verdaderos. Este segundo volumen se inicia en julio de 1936, con el asalto al cuartel de la Montaña en Madrid, continúa con los sucesos de Paracuellos del Jarama y finaliza en la primavera de 1981, tras el fallido golpe de Estado del 23-F. Pedro Rivera, alcalde derechista de Gerindote (Toledo), huye a Madrid tras ser expulsado de su pueblo después de la victoria del Frente Popular en los comicios de febrero de 1936. Tras el golpe de militar del 18 de julio, esconde en su portería del barrio de Argüelles a un exministro de la CEDA perseguido por la revolución miliciana, Federico Salmón Amorín. El destino de ambos es la cárcel Modelo de la capital y su posterior asesinato en Paracuellos del Jarama. Después aparecen nuevos personajes, todos ellos militantes del Partido Comunista, uno de los cuales interviene desde el exilio en la resistencia contra el régimen de Hitler y la frustrada invasión del Valle de Arán. Cada uno de sus episodios ha sido extraído fielmente de un hecho verídico; cada uno de ellos tiene una existencia real y una personalidad auténtica. Esta es la historia de esos hombres que sobrevivieron o murieron luchando contra el fascismo. "Secuelas de una guerra" es una novela de reconciliación, de amores, sentimientos y de ausencias, que utiliza el recurso de hacer regresar al pasado bélico a sus protagonistas, mientras relatan cómo vivieron la posguerra y la transición democrática en España.

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