Reflexiones sobre la Segunda República.
¿REFORMISMO O REVOLUCIÓN?
El gran caballo de batalla para la exaltación o la denigración de la República, y su valoración como éxito, frustración o fracaso, está vinculado al alcance y a los logros de su política reformista. Los autores más inclinados a la derecha han acusado a la República de falta de realismo en la aplicación de su proyecto reformista. Sin embargo, para la historiografía mayoritaria, es un equívoco comparar república y revolución.
Aunque es cierto que el marco legal republicano puso límites al libre disfrute de la propiedad privada —siempre en aras de su utilidad social—, también es cierto que las transformaciones socioeconómicas que se abordaron fueron respetuosas con el régimen económico capitalista.
El programa reformista hubo de ser abordado en pésimas condiciones económicas mundiales —la Gran Depresión provocó un paro nunca conocido— e hizo que el balance fuera limitado en esos cinco años.
Por otra parte, el descontento social y político fomentó el predominio del extremismo entre los partidos, esencialmente el socialismo por la izquierda y el cedismo por la derecha.
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