NOVÉS EN LA SEGUNDA REPÚBLICA Y GUERRA CIVIL
NOVES
Primer bienio republicano
España era una monarquía moribunda y el 14 de abril de 1931 fue un día de gozosa celebración. Inmediatamente después de las elecciones municipales del día 12 de ese mismo mes, el conde de Romanones, fiel amigo y consejero del rey Alfonso XIII, y el doctor Gregorio Marañón, hombre liberal y de gran cultura, aconsejaron al monarca que aceptara el resultado republicano que arrojaron los comicios.
Lo cierto es que los españoles de todas las tendencias políticas dejaron escapar un suspiro de alivio cuando el día transcurrió sin que hubiera violencia. Sin embargo, las semanas siguientes fue una mezcla de euforia, incredulidad y ansiedad. Desde el extranjero, el rey aconsejaba a sus seguidores que acataran la República.
El último alcalde monárquico de Novés, Santiago Cardassay Bourdet, entregó su bastón de mando al nuevo republicano, Eladio Rodríguez Esteban, sin incidentes dignos de resaltar. Aunque éste nuevo primer edil no demostró una ideología bien definida, su talante moderado satisfacía las necesidades de la población. La principal obra que se lleva a cabo durante su mandato fue la remodelación de la plaza, en la que se empleó piedra caliza traída de la cantera propiedad del terrateniente Arturo Taramona. Este potentado vecino de Barcience, fue requerido, por el primer edil, para permitir la cesión de las piedras existentes en las canteras de su propiedad, con el fin de acometer tan majestuosa obra. Igual petición se hizo a la también acomodada Jesusa de Paz.[i]
Pero su mandato fue efímero porque debió enfrentarse a la Reforma Agraria, a la Sociedad Obrera y a otros problemas más triviales como la destitución del alguacil, Félix Cofrade Rodríguez. Éste era acusado por los concejales socialistas de “pertenecer al régimen caído y el flaco favor que podía prestar con sus servicios a la República”, según reza en el libro de actas.[ii]
Se ignoran las razones por las que el primer edil republicano renunció a su cargo en tan solo unos meses, pero lo cierto es que entregó el bastón de mando a José García Ordoñez, que fue quien resolvió el contencioso con el funcionario cesado. Y a través de este conflicto hemos podido deducir la filiación socialista del nuevo alcalde, porque el libro de actas recogió el acuerdo que decía así: “ Sería injusto que siendo todos concejales y alcalde afiliados al partido socialista y miembros de la Sociedad Obrera, exista una empleado municipal que disienta de nuestra ideas”.[iii]
Tampoco se prolongó mucho el mandato del señor García Ordoñez porque en mayo de 1932 es cesado por el Gobernador de Toledo.[iv] Una noticia publicada en el Heraldo de Toledo pudo ser la causa de esta última expulsión. Relataba el periódico socialista que el primer edil, detuvo durante unas horas a varios “caciques” del pueblo. El motivo expuesto por el rotativo fue que los apresados habían redactado una circular que difundieron por todo el vecindario afirmando que todos los miembros de la Corporación eran unos “mal nacidos”.[v]
Desconocemos el contenido de ese pasquín, pero sí podemos afirmar que en el Ayuntamiento estaban cometiendo todo tipo de arbitrariedades administrativas. Y el colofón de las mismas fue la adjudicación en pública subasta de un solar ubicado en la calle Juan Puebla, que sirvió de Escuela de Párvulos. Fue rematado en favor de la Sociedad Obrera al precio simbólico de 3.750 pesetas, en un expediente expropietario tramitado internamente. Pero como la nueva sociedad titular no disponía de dinero, Juan Rodríguez Solórzano, su presidente, solicitó un fraccionamiento del mismo.[vi]
Un hecho similar ocurrió en la vecina Gerindote. Aquí la Casa de Pueblo se edificó en un terreno de dominio público, siendo éste el motivo de sustitución de un alcalde, por otro más próximo a los jornaleros del campo. Estas aisladas actuaciones en la comarca de Torrijos fueron una mancha que arrastraron algunas Corporaciones republicanas, de las que luego hubieron de responder cuando en 1933 comenzó a gobernar la derecha.
José García fue sustituido por el teniente alcalde, y en 4 de septiembre de ese mismo año es elegido alcalde Mariano Díaz Esteban. Pero seguimos desconociendo las razones de tan apresurados relevos, exclusivos de esta población y que no hemos apreciado en otras de la comarca de Torrijos. Bajo mandato de Mariano Díaz Esteban se amplió el número de escuelas y fue el impulsor de la Reforma Agraria.[vii]
De las reformas emprendidas durante el primer bienio republicano, sólo la Reforma Agraria excedió en importancia a la cuestión religiosa. Los pueblos de la provincia de Toledo y de toda España en general vivieron inmersos en una exasperada protesta social. Las huelgas fueron más duraderas y violentas. La intensa tensión, que muy pronto existió en el ambiente social de estos primeros años treinta del siglo XX, obedeció a la expectativa de soluciones inmediatas que se esperaban del nuevo régimen.
La República promulga las primeras normas de su Reforma Agraria con la finalidad paliar esta desigual distribución de la tierra. El decreto de Arrendamientos Colectivos, de mayo de 1931, es acogido en Novés con la esperanza de dar solución al desempleo. Acogiéndose al mismo, el Ayuntamiento acuerda en pleno el arrendamiento de las fincas Olveite, propiedad de Arturo Taramona, y San Silvestre. Fueron fraccionadas en parcelas, para que fueran explotadas por trabajadores pertenecientes a la Sociedad Obrera. Esta experiencia comunitaria se mantuvo hasta 1936.
La crisis del campo angustiaba al Ayuntamiento que se veía desbordado por las quejas de los vecinos que pedían pan y trabajo. En los libros de actas municipales se reflejaban acuerdos atendiendo las peticiones de la Sociedad Obrera, que en aquella primera etapa estuvo presidida por el novesano Juan Rodríguez Solórzano y ya contaba con más de 400 asociados.
En una carta manuscrita, de 23 de octubre de 1933, dirigida al Ministerio de Trabajo, en la que se hacía constar la existencia de 500 obreros desempleados, se criticaba la nefasta actuación de los patronos tras arrancar gran parte de las olivas del término. Para mitigar dicho paro, no cubierto por las tareas agrícolas, se acordó la construcción de un bello lavadero municipal cuya obra fue ejecutada por el albañil local, Víctor Muñoz Valtierra.[viii]
Triunfo de la derecha en las elecciones generales de noviembre de 1933. Nuevo alcalde: Gerardo Castaño del Álamo
Con mayor participación de unas derechas reorganizadas, los comicios de 1933 fueron más disputados que los últimos de 1931. El 19 de noviembre, y con unos ocho millones de votantes acudiendo a las urnas, aquellas consiguieron una victoria sustancial.
Pocos meses después de la victoria electoral, Largo Caballero empezó a hablar en términos revolucionarios, lamentándose de que los obreros habían perdido gran parte de los derechos sociales conseguidos en el primer bienio. La subida de Hitler al poder en Alemania, con el claro apoyo de la derecha tradicional, puso muy nervioso a líder socialista que ya era conocido como “El Lenin español”.
El nuevo Gobernador de Toledo procedió a sustituir los Ayuntamientos con gobierno de izquierdas, que eran la totalidad de la comarca de Torrijos. La Corporación de Noves fue tomada por hombres de derechas, nombrando como alcalde a Gerardo Castaño del Álamo, próximo al partido de Lerroux.[ix]
Aunque en la provincia de Toledo el partido de Acción Popular (nombre que adoptada la CEDA en la provincia) obtuvo una gran mayoría, en Novés solo consiguió el 12% de los votantes. Los socialistas de Blázquez y Aguillaume consiguieron casi el 70% de su confianza, atribuyendo el porcentaje restante a grupos republicanos de menor implantación (Radicales, Izquierda Democrática y Radicales Socialistas). Los comunistas sólo atrajeron la voluntad de dos vecinos. De esta manera, Novés fue uno de los diez pueblos de la provincia de Toledo donde el PSOE obtuvo la mayoría absoluta, junto con Santa Olalla y Gerindote, entre otros.
Esta paradoja electoral se dejó sentir en la gobernabilidad del Ayuntamiento de Noves. La Sociedad Obrera ya no acudía a la Casa Consistorial, pero intentaba hacer valer los derechos de sus trabajadores. Ahora, al menos hasta la revolución de Octubre de 1934, las manifestaciones y huelgas fueron continuas.
La regresiva política, en materia agraria, del presidente del Gobierno Alejandro Lerroux, tuvo su repercusión inmediata en Noves. La nueva Corporación derechista solicitó del Instituto de Reforma Agraria (IRA) la revisión de todo lo actuado, en este sentido, por sus antecesores socialistas. La respuesta de este organismo, con el envío de un delegado a la zona, fue inmediata. Inició un expediente administrativo para revisar “el reparto de tierra realizado en la dehesa de Olveite, sin perjuicio de los derechos adquiridos por los miembros de la Sociedad Obrera que actualmente labran las fincas, que deberán ser notificados a los efectos de poder ejercitar su defensa en el mismo”.[x]
Desconocemos la trascendencia que la revolución de Octubre de 1934 tuvo en Novés. Solo una reseña en el libro de actas hacer referencia a un acto de reprobación a la misma:
Se abre una suscripción para premiar y gratificar el comportamiento de las fuerzas del Orden Público, Ejército y Guardia Civil, por su ejemplar comportamiento en el mantenimiento de la paz tras los sucesos de Asturias y toda España. Esta Corporación contribuye con 50 pesetas y ordena un pregón en las calles del pueblo.[xi]
El miedo a las derechas actuó como elemento de unión en la cabeza bicéfala del PSOE, caballerista y prietristas. Entre ambos organizaron una respuesta ante la posible subida de la CEDA al poder. No obstante, el clima de radicalización general se fue catalizando únicamente en torno a la figura de Largo Caballero, líder indiscutible del movimiento obrero revolucionario.
En la provincia de Toledo existen pocos datos oficiales, máxime cuando el diario de mayor difusión trato de minimizar la huelga. En efecto, El Castellano escribía que solo afectaba a unos pocos pueblos, entre ellos La Puebla de Montalbán, donde su alcalde y veintitrés personas más fueron juzgados y condenados a dos meses de cárcel que cumplieron en la prisión de Ocaña.
El 10 de octubre de 1934, en la primera página del periódico católico El Castellano titulaba: “Informe del movimiento sedicioso en la provincia”. A continuación realizaba un examen de la situación y enumeraba los atentados en la provincia, donde no aparecía Novés.[xii] Y bien podía haberse dejado ver porque su electorado votaba masivamente al PSOE.
Tras la revolución de octubre, la desmovilización de los obreros del campo fue casi absoluta. Durante 1935 no se registra movimiento huelguístico alguno en la provincia de Toledo, aunque abundan los pequeños robos y hurtos en fincas o alguna pequeña protesta esporádica.
Elecciones de 14 de febrero de 1936: Triunfo del Frente Popular
Las principales personalidades en la campaña de las izquierdas fueron Azaña y Largo Caballero. El primero hablaba de democracia representativa y de reformas no revolucionarias. El segundo hacia profecías vagas, pero intoxicantes, de una revolución socialista. Los dos hombres apenas se hablaban y a nadie se le escapaba lo diferentes que eran sus propósitos. Pero el Frente Popular, durante el mes de intensa campaña electoral, permaneció unido por el temor al fascismo y por la perspectiva de la amnistía de los presos de la revolución de Octubre. Sin embargo, la derecha estaba fraccionada.
En la campaña electoral de estos comicios, algunos pueblos de la comarca de Torrijos, como Carpio de Tajo y Fuensalida, tuvieron ocasión de ver a José Antonio Primo de Rivera dando mítines en los lugares más insospechados: corrales, graneros, salas de baile, recintos de carros… El hijo del general dictador, que ya había fallecido, se presentó por Toledo y obtuvo un mal resultado y no fue elegido diputado. Sin duda, el gran número de seguidores que Falange ya agrupaba en la provincia se decantó por el voto útil de la CEDA (esta formación política se negó a que Falange fuera en sus listas).
La victoria de la Candidatura Antirrevolucionaria en la provincia de Toledo fue incontestable, obtuvo el 60% de los votos expresados. En la comarca de Torrijos, tan sólo en Gerindote, Santa Olalla, Santa Cruz, Barcience, Los Cerralbos, Mesegar y Noves, ganó la agrupación izquierdista del Frente Popular.
Tras los citados comicios, la destitución de los anteriores mandatarios municipales no se hizo esperar y el 23 de febrero de 1936 es nombrado alcalde de Novés a José García Ordoñez. El nuevo primer edil socialista, líder indiscutible de la Casa del Pueblo, permitió que los jornaleros del campo, de forma asamblearia, volvieran a tener decisiones de mando.[xiii]
El desenlace del expediente administrativo, incoado meses atrás por el Instituto de Reforma Agracia, para revisar los arrendamientos colectivos de Olveite y San Silvestre, ya carecía de interés. El nuevo Gobierno del Frente Popular comenzó, con carácter urgente, a impulsar la paralizada Reforma Agraria. Los campesinos toledanos iniciaron un vigoroso movimiento de ocupación de fincas que el gobernador civil intentó frenar sin éxito. Para evitar dicho descontrol, Azaña se apresuró a tomar medidas que no llegaron a fructificar. Pero los mayores hacendados de Novés, ya temían más por el destino de sus vidas que por el de sus tierras.[xiv]
En las semanas posteriores a las elecciones de febrero del 1936 se produjeron actos de violencia y barbarie, por ambas partes, que se prolongaron en toda España hasta el estallido de la guerra. Los frentepopulistas incendiaron iglesias, periódicos de derechas y locales de estos partidos, mientras que los falangistas ponían bombas en locales sindicales o intentaban asesinar a figuras destacadas de signo contrario.
La Guerra Civil
La historiografía franquista insiste en la actualidad que el deterioro del orden público y la necesidad de anticiparse a un supuesto plan revolucionario preparado por la izquierda marxista al servicio de Moscú obligaron al Ejército a intervenir mediante un golpe de Estado. Sin embargo, está probada la existencia de proyectos de sublevación desde mucho antes de que alguien se atreviese a imaginar la formación de un Frente Popular.
El golpe del 18 de julio no fue solo obra de militares sino también de civiles. Existió una organización militar secreta denominada Unión Militar Española (UME) destinada a planificar el complot, con anterioridad a las elecciones de febrero de 1936. Recientemente, el historiador Ángel Viñas ha sacado a la luz contratos firmados con los italianos, 17 días antes del golpe, para el suministro de 40 aviones y mucho más armamento. Están redactados en italiano y firmados en Roma por Pedro Sainz Rodríguez. Los documentos eran hasta ahora desconocidos e inéditos, pese a encontrarse olvidados en archivos españoles.[xv]
El día 17 de julio de 1936, la Guardia Civil ya sabía con antelación que el golpe militar se iba a producir al día siguiente. Tras recibir la contraseña, “Siempre fiel a tu deber”, era la hora de abrir el sobre lacrado recibido días antes por su teniente coronel Romero Basart desde Toledo. Todos aquellos siguieron las instrucciones superiores de los golpistas y se marcharon con todo su destacamento al Alcázar de Toledo. Esa misma noche, todo el acuartelamiento de la Benemérita de Santa Cruz del Retamar emprendía camino a Torrijos, según ya estaba previsto semanas antes. El viaje hacía El Alcázar de Toledo se realizó en camioneta, taxis, vehículos particulares y a caballo. A su paso por Novés, el vecino Víctor Maroto Caro, lo narró así en su libro autobiográfico:
La noche del 17 de julio de 1936, nos sorprendió ver pasar por la carretera a un destacamento de la Guardia Civil de Santa Cruz del Retamar, camino de Torrijos. Pero ignorábamos que iban a encerrarse en el Alcázar de Toledo. Horas después, escuché por la radio de mi padre que Franco se había sublevado en África y entendí todo…[xvi]
Como respuesta inmediata a la rebelión militar, en los últimos días del mes de julio de 1936, se formaron los Comités de Defensa del Frente Popular, también llamados Comités de Guerra o simplemente Comités, actuando por su cuenta. Sus líneas de actuación fueron violentas y sin ningún tipo de impunidad. Detenciones y asesinatos estaban a la orden del día en los primeros meses del golpe militar. Sus miembros pertenecían a los principales partidos de izquierdas y se hicieron con el control de las poblaciones. Actuaban de manera independiente y descontrolada contra todos aquellos enemigos sospechosos de ser fascistas o que habían apoyado la sublevación. También les culpaban de ser los causantes de las desigualdades sociales que habían padecido sus familias durante generaciones anteriores.
Con el estallido de la guerra civil comenzarían las muertes. El último alcalde republicano de Novés, José García Ordóñez, perdió todo el poder municipal en favor del Comité, a cuyo frente se encontraban Zoilo Fernández Alonso, “El Lechoncillo”.
El cuartel de milicias de dicho Comité se encontraba en la casa de “Las Cadenas” en la calle Fajardo. Como el citado cuartel también fue habilitado como cárcel, a él comenzaron a llegar los primeros detenidos en los últimos días del mes de Julio de 1936.[xvii] El vecino Víctor Maroto Caro, lo narró así en su libro autobiográfico:
El día 5 de septiembre de 1936 vinieron a por mi padre tres miembros armados del Comité, entre ellos, su jefe. Nos llevaron detenidos a los dos a la casa de “Las Cadenas”, donde nos encontramos con más vecinos en nuestras mismas circunstancias. Al día siguiente me interrogaron, a pesar de mi corta edad, preguntándome por la ideología política de mi padre. Me dejaron en libertad, pero a éste lo mataron en los Pinos de Barcience, junto a una veintena de novesanos más.[xviii]
Como ocurriera en todos los pueblos de la comarca, el Comité se apresuró para comenzar las incautaciones de las haciendas rústicas afectadas por la Reforma Agraria: San Silvestre y Olveite. Aunque el decreto de 8 de agosto de 1936, les autorizaba a tomar posesión de las fincas abandonadas por sus titulares, lo cierto es que se adueñaron de 218 cabezas de ganado lanar, un coche y una camioneta, entre otros muchos bienes propiedad de la condesa de Alpuente.[xix]
El cura párroco de la localidad, Juan Tomás Rodríguez Romero, consiguió huir a Madrid con la ayuda de los médicos Lorenzo Bordoy Asenjo y José Miguel Alfonso Carrillo, que consiguieron que el Comité les preparara salvoconductos falsos. Sin embargo, en 1937, el clérigo sería asesinado en una checa de la capital, sabiendo que su iglesia había sido saqueada y destruido el retablo barroco del altar mayor, así como un sinfín de obras de arte de gran valor que adornaban el templo, así como la ermita de la Virgen de la Mongía.[xx]
La revolución sorprende en Torrijos a Celso Salamanca Caro, farmacéutico, natural de Novés. Miembros del Comité de dicha villa le fusilaron en Barcience junto a dos parientes de la familia Arnáez el 13 de agosto.[xxi]
Los dirigentes del Comité de Novés acordarían en votación el destino de los detenidos. También fueron apresados Santiago Cardassay Bourdet, ex alcalde, y Vicente Maroto Bullido, secretario municipal. Este realizó una buena labor administrativa para el Ayuntamiento, pero ambos serían fusilados la noche del 7 de septiembre en el paraje conocido como “Los Pinos de Barcience”, junto a otros vecinos. Días después, el 13 de septiembre, también sería asesinado otro ex alcalde, Gumersindo Castaño del Álamo, junto a otros novesanos en término de Portillo. Estos asesinatos no siempre se producían en solitario. A veces, miembros del Comité local avisaban a milicias forasteras para cumplir órdenes.
Aunque novelado, el escritor Arturo Barea narra en su obra La Forja de un rebelde, como estalló la revolución en Novés. En los primeros días de octubre de 1936, se encontró por Madrid con un vecino de la localidad y le contó como “arrestaron a todos los ricos del pueblo y les juzgaron en un tribunal que montaron en el Ayuntamiento y fusilaron a todos, incluyendo al terrateniente Heliodoro”.[xxii]
El día 21 de septiembre de 1936 las tropas nacionales llegaron a Maqueda, pero la localidad de Novés permaneció bajo control republicano hasta el 6 de octubre del mismo año. Ahora, la represión cambiaría de signo.
Habían transcurrido solo unos días desde la llegada de las tropas nacionales a la deshabitada Novés y ya se advertían los consabidos ánimos de venganza entre los apenados familiares de las víctimas que acababan de ser asesinados semanas atrás. Pero, ¿contra quién irá dirigida la represalia si casi toda la población había huido, y con ella los mayores implicados en delitos de sangre? Aun así, casi una decena de novesanos fueron fusilados por los nuevos ocupantes del pueblo en tan solo unos días, en lo que se ha dado en llamar la represión en caliente. Según el investigador Francisco Javier Fuentes Fernández, el mismo día 6 de octubre fue fusilado Nicolás Blanco Pérez y dos días después José Farelo Maroto. Otros vecinos correrían la misma suerte el 15 de ese mismo mes: Indalecio Bolonio Esteban, Julián Muñoz Vivar, Victorio Cavias Benayas y Pablo Hernández Vivar.[xxiii]
Final de la guerra
En las últimas semanas de febrero de 1939, la principal preocupación del jefe del Gobierno, Negrín, era acabar con la guerra sobre la base de que no hubiera represalias. Pero ocurrió todo lo contario. La guerra civil fue seguida por una represión masiva. Decenas de millares de veteranos republicanos fueron fusilados, con o sin el beneficio de alguna forma de consejo de guerra. Otros miles más habrían de pasar años en trabajos forzados, reparando carreteras y ferrocarriles o construyendo el gigantesco mausoleo del Caudillo, el Valle de los Caídos.
Franco advirtió que solo serían juzgados los implicados en delitos de sangre, pero lo cierto es que nada más llegar a sus pueblos, gran parte de los derrotados fueron recluidos en cárceles municipales (escuelas, conventos, viejas fábricas o almacenes); después serían trasladados a las prisiones provinciales.
En Novés, al no existir prisión municipal, se utilizó la Escuela de Niñas, situada en la calle Sauco, como recinto para detenidos. Después, algunos quedaron provisionalmente en libertad y otros muchos fueron trasladados a la cárcel de Torrijos, pero la gran mayoría serían juzgados por los tribunales militares.[xxiv]
Desde principios de 1937 hasta julio de 1948 en que se dio por terminado el estado de guerra, toda la maquinaria represiva recayó sobre la jurisdicción militar. En lugar del Código Penal, Franco aplicó el Código de Justicia Militar que, en su artículo 237, castigaba la “rebelión militar” contra el Gobierno de la República; es decir, que los sublevados castigaban por “rebelión” a los que habían permanecido leales al Gobierno constitucional. Una curiosa aberración legal que se llamó “justicia al revés”. En definitiva, se concedió prioridad a la jurisdicción castrense, con procedimientos sin ninguna garantía jurídica, sobre la ordinaria.
A fin de sustanciar los miles de sumarios incoados contra más de 280.000 detenidos, el régimen se vio obligado a crear multitud de juzgados militares, entre ellos Torrijos, Talavera, Toledo y Madrid, que se vieron totalmente saturados en los tres primeros años de la posguerra. Los consejos de guerra a que daban lugar las referidas denuncias eran casi siempre colectivos.
Muchos vecinos de Novés fueron juzgados, algunos condenados a muerte y su pena ejecutada por haber participado en los hechos antes narrados, ocurridos en aquel sangriento verano de 1936. Otros también serían sentenciados injustamente y pagaron justos por pecadores. Este es el caso, entre otros muchos, del último alcalde republicano, Mariano Díaz Esteban, que tan buena labor realizó por su pueblo entre 1932-1934. Sin embargo, sería condenado a 30 años de reclusión mayor, por auxilio a la rebelión, sufriendo cinco años de cárcel, hasta que en 1946 se benefició de un indulto. Más de una veintena de vecinos de ideología contraria a la suya, firmaron avales pidiendo clemencia al juez militar. Después fallecería a los 91 años de edad.[xxv]
La lista de más de un centenar de vecinos que fueron juzgados por los tribunales militares aparece al final del libro. Ha sido confeccionada con la ayuda del investigador novesano Francisco Javier Fuentes Fernández. Quedamos a la espera de la publicación de su libro donde narra, con todo detalle, la represión de ambos bandos en la guerra civil.
[i]. Libro de actas, sesión 16-03-1931. Testimonio del nonagenario Quintín-Basiliso Hernández Gómez-Caro, en entrevista de fecha 22 de mayo de 2002.
[ii]. Libro de actas, sesión 4-09-1931.
[iii]. Ibidem.
[iv]. Ibidem.
[v]. Heraldo de Toledo, de fecha 14-11-1932.
[vi]. Libro de actas, sesión 15-01-1932.
[vii]. Testimonio del nonagenario Quintín-Basiliso Hernández Gómez-Caro, en entrevista de fecha 22 de mayo de 2002.
[viii]. Libro de actas, sesión 4-09-1931.
[ix]. Libro de actas, sesión 12-12-1933.
[x]. Libro de actas, sesión 8-01-1934.
[xi]. Libro de actas, sesión 15-10-1934.
[xii]. El Castellano, de fecha 10-10-1934.
[xiii]. Libro de actas del Ayuntamiento, 1933-1936.
[xiv]. Ibidem.
[xv]. Viñas, Ángel y otros: Los mitos del 18 de julio, Crítica, Madrid, 2014, p.9.
[xvi]. Autobiografía de Víctor Maroto Cano. Sin editar.
[xvii]. Archivo General Militar de Madrid. AGMM. Sumario de urgencia 3229 y 34226 seguido contra la madre y hermana del “Lechoncillo”.
[xviii]. Autobiografía de Víctor Maroto Cano. Sin editar.
[xix]. Libro de actas del Ayuntamiento, 1933-1936. Archivo General Militar de Madrid. AGMM, sumario 8741 seguido contra el chófer de la condena de Alpuente, que utilizó el vehículo para llevar a los detenidos al lugar donde serían asesinados.
[xx]. FUENTES FERNANDEZ, Francisco Javier: República, guerra civil y represión, autoedición, sin publicar, año 2016.
[xxi]. Ibidem.
[xxii]. BAREA, Arturo: La forja de un rebelde, publicada en el exilio de Inglaterra, pp 579.
[xxiii]. FUENTES FERNANDEZ, Francisco Javier: República, guerra civil y represión, autoedición, sin publicar, año 2016.
[xxiv]. Ibidem.
[xxv]. Archivo General Militar de Madrid. AGMM. Sumario 503129, seguido contra Mariano Díaz Esteban.
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