Liberio González Nombela.
Primera líneas del capítulo 3 de la novela Una memoria sin rencor.
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Me propuse investigar la vida pública de Adrián y Liberio, desde el principio, y no obsesionarme con un final que todo el mundo ya conocíamos dentro de la comarca de Torrijos. Quería saber si los asesinos de Liberio mataron al cura por el hecho de ser cura, o por sus creencias políticas. A este respecto, me llevé una gran decepción en el Archivo Municipal de Toledo, cuando comprobé en el Boletín Oficial que el religioso se había presentado a las elecciones municipales del 12 de abril de 1931. El sacerdote ocupaba un puesto alto en la lista de candidatos, pero ¿qué pintaba el cura párroco de Torrijos en la misma lista de los más ricos del pueblo cuando llevaba años protegiendo a los más pobres? La respuesta no la sé y tampoco me la voy a inventar. Todas las cosas que cuento son ciertas y así voy a continuar hasta el final. No voy a imaginar nada que no fuera verdad en la vida de Liberio y Adrián. Pero es evidente que Liberio no tenía buen ojo, ni intuición, para predecir el futuro político de Torrijos, ni tampoco de España.
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Caricatura de Liberio González, portada a cargo de Olalla Ruiz.
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