Gerindote

Gerindote (TOLEDO). Guerra Civil

LA LLEGADA DE LAS TROPAS SUBLEVADAS A GERINDOTE.

El día 22 de septiembre de 1936, las pocas familias conservadoras que aún quedaban en la localidad celebraron doblemente su fiesta patronal de San Mateo. Un pequeño destacamento del Ejército de África, camino de Toledo, que se había escindido de la columna principal, tomó la localidad sin oposición alguna.

En breve se nombró alcalde al terrateniente Valentín Rodríguez Gómez Olmedo, último alcalde de la dictadura de Primero Rivera. En realidad, más que una designación, esta reposición en el cargo fue simbólica y efímera, ya que el exalcalde monárquico, de avanzada edad y talante conciliador, pronto presentó su dimisión ante las autoridades militares.

 No se produjo entonces ninguna represalia y ni un solo disparo. Incluso el último alcalde republicano, el socialista Adrián Rodríguez, que se había escondido en una casa de labor cercana a la población, fue advertido de que el mando militar quería dialogar con él sin venganza alguna. Y así fue, se personó en el ayuntamiento para entregar su bastón de mando “limpio de sangre”, según sus palabras. En la propia declaración de Adrián, realizada antes los Tribunales Militares que le juzgaron al finalizar la guerra,  a las 8 de la tarde del 22 de septiembre le fue a buscar a su escondite el vecino Gregorio González Rivera, transmitiéndole las promesas citadas. “El jefe militar me invitó a comer en el ayuntamiento y después me dejó en libertad”, reconocía el alcalde destituido. Pero su destino, junto con el de otros compañeros, como Atilano Navarro, cambiaría semanas después.

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(1) MORALES GUTIERREZ, J.A.: Orígenes de la Guerra Civil en la comarca de Torrijos, Toledo 2.020

Autor de la foto, Charles Clifford (1820-1863). Caño Viejo de Gerindote hacía 1850.

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Juan Antonio Morales Gutiérrez
moralesgutierrez@telefonica.net

Después de "Una memoria sin rencor", Juan Antonio Morales Gutiérrez y Belén Morales Pérez, padre e hija, presentan la segunda entrega de la trilogía, que es independiente de la primera. Pese a que algunos de sus personajes principales aparecen en ambas narraciones, "Secuelas de una guerra" no es una continuación de aquella; aunque comparten el mismo espíritu y denominador común: narrar acontecimientos históricos con nombres y hechos verdaderos. Este segundo volumen se inicia en julio de 1936, con el asalto al cuartel de la Montaña en Madrid, continúa con los sucesos de Paracuellos del Jarama y finaliza en la primavera de 1981, tras el fallido golpe de Estado del 23-F. Pedro Rivera, alcalde derechista de Gerindote (Toledo), huye a Madrid tras ser expulsado de su pueblo después de la victoria del Frente Popular en los comicios de febrero de 1936. Tras el golpe de militar del 18 de julio, esconde en su portería del barrio de Argüelles a un exministro de la CEDA perseguido por la revolución miliciana, Federico Salmón Amorín. El destino de ambos es la cárcel Modelo de la capital y su posterior asesinato en Paracuellos del Jarama. Después aparecen nuevos personajes, todos ellos militantes del Partido Comunista, uno de los cuales interviene desde el exilio en la resistencia contra el régimen de Hitler y la frustrada invasión del Valle de Arán. Cada uno de sus episodios ha sido extraído fielmente de un hecho verídico; cada uno de ellos tiene una existencia real y una personalidad auténtica. Esta es la historia de esos hombres que sobrevivieron o murieron luchando contra el fascismo. "Secuelas de una guerra" es una novela de reconciliación, de amores, sentimientos y de ausencias, que utiliza el recurso de hacer regresar al pasado bélico a sus protagonistas, mientras relatan cómo vivieron la posguerra y la transición democrática en España.

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