Evadidos de Quismondo

Éxodo del pueblo de Quismondo (TOLEDO) en 1936.

LOS EVADIDOS DE LA LOCALIDAD TOLEDANA DE QUISMONDO SE TRASLADAN A MADRID, EN OCTUBRE DE 1936, ANTE LA INMINENTE LLEGADA DE LAS TROPAS NACIONALES A SU PUEBLO.

       Esta foto tomada de la revista de Mundo Gráfico, de fecha 14 de octubre de 1936, encontrada recientemente en el Rastro de la capital, dedicaba su portada y varias páginas interiores a informar cómo se alojaron en Madrid la colonia de vecinos evadidos de Quismondo.
        El núcleo más importante de los huidos se establecieron en tres pisos de una gran casa en la plaza de Santa Bárbara. «Allí comen, duermen y viven, apretadamente, gran parte de varios centenares de quismondanos, con el alcalde y médico a la cabeza», dice el rotativo. El inmueble había sido incautado semanas atrás por los sindicatos obreros UGT y C.N.T.
     «Los evacuados pudieron traer a Madrid el ganado que allí tenían: unas 2.000 cabezas de ganado lanar, que han encerrado en un campo cercano a la capital y desde allí se abastecen», narraba el rotativo.
En la imagen un grupo de vecinos de Quismondo, con su alcalde a la cabeza.
           
       
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Juan Antonio Morales Gutiérrez
moralesgutierrez@telefonica.net

Después de "Una memoria sin rencor", Juan Antonio Morales Gutiérrez y Belén Morales Pérez, padre e hija, presentan la segunda entrega de la trilogía, que es independiente de la primera. Pese a que algunos de sus personajes principales aparecen en ambas narraciones, "Secuelas de una guerra" no es una continuación de aquella; aunque comparten el mismo espíritu y denominador común: narrar acontecimientos históricos con nombres y hechos verdaderos. Este segundo volumen se inicia en julio de 1936, con el asalto al cuartel de la Montaña en Madrid, continúa con los sucesos de Paracuellos del Jarama y finaliza en la primavera de 1981, tras el fallido golpe de Estado del 23-F. Pedro Rivera, alcalde derechista de Gerindote (Toledo), huye a Madrid tras ser expulsado de su pueblo después de la victoria del Frente Popular en los comicios de febrero de 1936. Tras el golpe de militar del 18 de julio, esconde en su portería del barrio de Argüelles a un exministro de la CEDA perseguido por la revolución miliciana, Federico Salmón Amorín. El destino de ambos es la cárcel Modelo de la capital y su posterior asesinato en Paracuellos del Jarama. Después aparecen nuevos personajes, todos ellos militantes del Partido Comunista, uno de los cuales interviene desde el exilio en la resistencia contra el régimen de Hitler y la frustrada invasión del Valle de Arán. Cada uno de sus episodios ha sido extraído fielmente de un hecho verídico; cada uno de ellos tiene una existencia real y una personalidad auténtica. Esta es la historia de esos hombres que sobrevivieron o murieron luchando contra el fascismo. "Secuelas de una guerra" es una novela de reconciliación, de amores, sentimientos y de ausencias, que utiliza el recurso de hacer regresar al pasado bélico a sus protagonistas, mientras relatan cómo vivieron la posguerra y la transición democrática en España.

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