Constitución de 1931 y el voto menopáusico de la mujer.
Constitución de 1931 y el voto menopáusico de la mujer.
El reconocimiento a la mujer del derecho de sufragio en la Constitución de 1931.
Durante la elaboración del artículo 36 se suscitaron intensos debates en las Cortes republicanas. Fue defendido de manera inequívoca por Clara Campoamor, en representación de su grupo político, aunque no contó con el respaldo de sus compañeros de filas. Fueron estos últimos quienes manifestaron su temor a que la tradicional influencia ideológica ejercida por el clero sobre las mujeres, las inclinase hacía un amenazador y mayoritario respaldo electoral a las derechas. Incluso la izquierda republicana, a través de la diputada Victoria Kent, se mostró temerosa a la hora de conceder el derecho de voto a las mujeres. La propuesta venció, finalmente, a pesar de que votaron en contra los representantes de Acción Republicana, así como los radicales, los radicales-socialistas, los agrarios y los catalanistas.
Como bien es sabido, la concesión del voto femenino y la igualdad jurídica no estuvo exenta de tensión durante el debate parlamentario. Entre los que se oponían al derecho al voto de la mujer, unos se basaron en tesis biologicistas sobre la inferioridad intelectual, la debilidad física y el desequilibrio emocional de las féminas, mientras que otros alegaban cuestiones de estrategia, en relación con lo poco oportuno que resultaría otorgar ciudadanía política a las mujeres por su escasa preparación y por la excesiva influencia que ejercía la Iglesia sobre ellas. Este último argumento fue esgrimido por la diputada Victoria Kent. Sobre los argumentos físicos, el diputado Hilario Ayuso afirmó sin rubor que se debía permitir el voto a las mujeres solo después de la menopausia para evitar “el nerviosismo y las alteraciones de la menstruación”. A lo que el diputado y psiquiatra, seguidor de las tesis de Freud, César Juarros, contestó: “A los 45 años, la edad crítica hace que la mujer comience a perder serenidad y dominio en sí misma; es la época de los trastornos de involución y, por tanto, podría darse el caso anómalo de que se concediera el voto al empezar la fase en que su equilibrio mental corre mayor peligro”. A lo que se produjeron risas por todos los escaños.
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