¿Cómo buscar a tu familia?
DIARIO DE UN ESCÉPTICO: “¿Cómo buscar a tu familia?”
Hay mucha gente en España que tiene la necesidad de saber y conocer quiénes fueron los abuelos silenciados. Cada vez son más los descendientes que andan rebuscando en los archivos intentando recuperar la memoria.
Si alguien de tu familia, abuelos o bisabuelos, fueron represaliados por el franquismo o murió en la guerra, en cualquier bando, seguramente tú heredaste la desmemoria y el silencio. No te preocupes, es algo habitual. Es una búsqueda que puede resultar un viaje emocionante, si es positiva, como me ocurrió con mi tío Andrés, muerto en el frente de batalla de Extremadura, luchando en favor del ejército sublevado al que lo alistaron por su quinta. Después narré la vivencia en el libro Una memoria sin rencor, dedicado a él.
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Pero vayamos a lo nuestro. Lo mejor es empezar de menos a más. Lo primero es el registro civil del lugar de su nacimiento, por si se hubiera practicado alguna inscripción de defunción fuera de plazo, u ordenada por el tribunal militar de la plaza. En este último caso, tras ser ejecutado en la tapia de algún cementerio, en la causa de muerte suele reflejarse en el libro la frase: “Por Orden de la Autoridad”. Si falleció en el frente de batalla también se suele hacer constar: “Fallecido en el frente”.
Luego podríamos seguir en el Portal de Archivos Españoles (PARES). Aquí se aglutinan, a su vez, varios archivos: el de Salamanca, el Histórico Nacional, los Tribunales Populares y Jurados de Urgencias y Guardia de Madrid, la Fiscalía del Tribunal Supremo (con la Causa General), y el Archivo General de la Administración, entre otros.
Es posible que el familiar que buscas fuera juzgado por los tribunales militares franquista, y no lo sepas. Puedes encontrar su sumario en el Archivo General e Histórico de Defensa del madrileño paseo de Moret. Aquí se custodian, conservan y difunden, miles de procedimientos judiciales incoados tras terminar la guerra contra los perdedores de la misma. El acceso es libre. Una vez dentro, los funcionarios te proporcionan un listado de represaliados por orden alfabético. Si encuentras al familiar, en unos minutos te entregan los legajos infectados de ácaros y empiezas a alucinar con las injusticias que se cometieron entonces. Es ahí cuando te sientes con el deber moral de sacar a la luz esos atropellos y publicarlos en mis libros.
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